Ignacio Arriaga · 31/05/2024
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Hoy vamos a hablar de uno de los grandes mitos del mundo startup: El que podríamos considerar el santo grial de todo fundador que empieza con su empresa: el Product Market Fit. Y la primera pregunta que nos vamos a hacer es ¿es real el PMF?
Hay muchísimas definiciones diferentes del PMF: desde el famoso hacer algo que alguien quiera, a el sentimiento de que nuestros usuarios aman nuestro producto pasando por la sensación de que el mercado tira de nuestro producto en lugar de que nosotros tiramos del mercado.
Todos hemos escuchado historias de empresas que subieron un vídeo a hacker news y consiguieron 10.000 altas. Pero las de los que subieron un vídeo y captaron 0 altas jamás las escucharemos. Casi toda la narrativa está construida por empresas hipertriunfadoras –y además en mercados B2C, mucho más llamativos que el B2B– por lo que no deberíamos aplicarla a las empresas del resto de los mortales.
Cuando no existe una definición objetiva y clara sobre algo es porque ese algo es un concepto demasiado etéreo. Y cuando algo es etéreo y difícilmente computable podemos pensar que es porque no existe. Pero hagamos un salto de fe e imaginemos que está ahí.
Nos dice que liguemos un producto a un mercado. Y muchos de nosotros tendemos a pensar mucho en el producto y muy poco en el mercado. Dos productos exactamente iguales pueden uno triunfar y otro quebrar. Incluso en mercados muy parecidos.
Hay muchas cosas en las que envolver un producto para que funcione bien, la principal es el posicionamiento o mensaje . Tienes que entender muy bien qué explicas acerca de tu producto a la hora de venderlo a tu mercado. Un producto mediocre con un mensaje adecuado al mercado estará mucho más cerca de triunfar que uno con un mensaje que no resuene. Es triste pero es así.
La narrativa oficial dice que debemos construir un producto –idealmente usando capital semilla– para encontrar nuestro product market fit y después escalarlo a fuego –utilizando rondas de inversión cada vez más tochas– y, finalmente, venderlo a una compañía más grande. Casualmente este concepto de cómo buscar el PMF y qué hacer después encaja como un guante en el camino perfecto que debería seguir una empresa con inversión de un VC. Y, lógicamente, debería haber otros muchos caminos que no se adapten a ella.
Pensar que existe un product market fit como entidad binaria –ese unicornio que nos indica si nuestra empresa va a petarlo o a quebrar– puede provocarnos muchos problemas. Veamos algunos:
Como el product market fit es una cosa bastante inexistente hay pocas alternativas. Pero creo que hay varias cosas que podemos hacer a la hora de tomar decisiones sobre nuestro negocio:
En las fases iniciales es importantísimo centrarse en las métricas cualitativas: el feedback de los clientes . Hay que escuchar y saber escuchar bien. Es importante recalcar que he utilizado la palabra clientes: la opinión de alguien que te paga dinero vale más que la de cien usuarios gratuitos. Cobra por tu producto, si no lo haces no estás validando un negocio, estás validando un regalo.
Por otro lado, entiendo que a todos nos gustan las cosas más medibles y las métricas cualitativas, por lo que –una vez analizado el feedback cuidadosamente– yo miraría las siguientes:
¿Existe el product market fit? ¿A qué huelen las nubes? No lo sabemos, pero obsesionarse con que es algo binario que indica que tu empresa funciona o no de forma categórica es un error. Y no solo lo es en una fase inicial, haciendo que a veces se abandonen ideas que pueden funcionar y hay que explorar más, también lo es en fases avanzadas en las que podemos centrarnos en escalar cuando estamos en un mercado demasiado pequeño o nos puede hacer descuidarnos de los movimientos del mercado. Cuidado con los pensamientos absolutos y con comprar las narrativas de otros.
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