Ignacio Arriaga · 26/04/2024
Índice
Hace unos años lo habitual cuando se creaba un negocio era que este durase el máximo tiempo posible. Las empresas familiares que pasaban de generación en generación era relativamente normales.
Pero en nuestro entorno de las empresas tecnológicas no es así.Ahora si va bien las empresas las compra otra empresa mayor. Si va muy bien, el que hereda es un fondo de Private Equity, previo pago, obviamente. Conozco a poca gente cuyo objetivo final sea crear una empresa que subsista durante más de 20 ó 30 años. La gran mayoría, incluso con bichos que facturan decenas de millones, acaba buscando capitalizarse con una venta. Y esto afecta a cómo se modela el sistema y qué incentivos se crean.
Los románticos me dirán que es mucho mejor crear para que la empresa dure. Yo les diré que los moonshots son preciosos pero improbables. Por eso la respuesta –como casi siempre– es depende.
Imagino que cuando creas una empresa para que dure durante muchísimo tiempo, los incentivos son muy distintos a los que se crean cuando lo que quieres es vender la compañía en unos años. Supongo que las decisiones se toman de forma más meditada y que, si construyes algo con la idea de que dure muchos años, puedes hacerlo de forma más pausada y teniendo más en cuenta las consecuencias de las cosas que haces.
Pero, por otro lado, ejecutar rápido suele ser buena idea en el entorno en el que vivimos. Las competencia es dura y, aunque consigas tener algo innovador, la competencia va a venir detrás en semanas o meses. Además, cuando una compañía se arma alrededor de fondos privados, por lo general proporciona acciones a sus empleados y, cuando la empresa se vende, parte de la riqueza revierte en ellos. Esto provoca que consigan fondos para arrancar sus propios negocios y, a veces, hace que se creen ecosistemas muy fructíferos.
Creo que el principal motivo es lo enraizado que está el modelo del capital riesgo en nuestro sector. No olvidemos que para que un VC recupere su inversión, al ritmo que la quiere recuperar, tiene que haber sí o sí un evento de liquidez. Una nueva ronda de inversión, una venta o una salida a bolsa es lo que necesita el inversor para recuperar su dinero.
Esto provoca que casi todos los consejos se dirijan a crear empresas que se ajusten a ese modelo. Esto no es malo por sí mismo, pero es difícil crear algo que dure muchos años cuando, por lo general, el objetivo final es una adquisición. Y llegar a una IPO en nuestro país es tan extraño que los ejemplos son prácticamente anecdóticos.
Por eso, cuando cogemos dinero de un VC sabemos que estamos predestinados a que nos compren. Y no solo eso, al estar nuestro entorno tan metido en esta cultura, aunque seamos bootstrapped también modelamos las compañías para que su venta sea más sencilla.
También pienso, que lo intangible de nuestro negocio, hace que sea más complicado crear moats que nos protejan de los futuros competidores. A pesar de que creo que la marca es importante, también me parece que es mucho más relevante en los negocios físicos. Los procesos de fabricación, las localizaciones físicas o las patentes, convierten los negocios físicos en más fácilmente defendibles que los virtuales. Por eso duran más en el tiempo.
Otra razón es que la disrupción es mucho más rápida en tecnología que en otros sectores. Todo se mueve a más velocidad y apostar a muy largo plazo por una pequeña empresa tecnológica puede suponer perderlo todo. Este es otro de los motivos por los que una venta se suele ver bien como salida de la compañía.
A pesar de que siempre se ha dicho que las compañías se compran y no se venden, hay varias cosas que se pueden hacer para que sea más sencilla una adquisición:
Hay empresas que no tienen interés –ni presión– para ser compradas. Generalmente no tienen inversores de capital riesgo o sus fundadores controlan la participación y los derechos. Y estas empresas tienen mecanismos alternativos a la hora que los fundadores y accionistas recuperen su dinero.
El mecanismo para obtener dinero de nuestra empresa más sencillo es el reparto de dividendos. Si tenemos un negocio que ingresa más de lo que gasta, al final del año podemos hacernos un reparto de los beneficios. En españa, para cobrar en un reparto de dividendos, debemos ser socios de la compañía.
Por lo que otras empresas lo que hacen es un reparto de los beneficios incluyendo también a los empleados. Es lo que hace Basecamp o MarketGoo.
También existen las ventas en secundario de acciones. Por ejemplo ConvertKit, cuyo fundador siempre ha dicho que no tiene intención de vender, creó un mecanismo de compensación en el que proporcionaba acciones de la empresa a los empleados y, al mismo tiempo, hacía una reserva mensual para comprarlas de vuelta, permitiendo así a los empleados convertirlas en líquidas.
* Si no lo sabes pero te interesa el mundo del software: debes suscribirte y lo descubrirás inmediatamente.
Algunas de mis
últimas newsletters