Ignacio Arriaga · 02/06/2023
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Lo primera decisión importante que debes tomar es la de hasta donde quieras llegar con tu software. Y en esto hay que ser realistas y sinceros. Es fácil decirte a ti mismo que quieres hacer una empresa que facture millones cuando lo que realmente quieres es pillar 30.000€ para pagar la entrada de la hipoteca el año que viene.
Si lo que buscas es montar un empresón que pueda crecer, tener un equipo y hacer millones de facturación al año, al final sí o sí, vas a tener que pillar un equipo técnico. Si lo que quieres es hacer un joseo internetero y sacarte unos miles con un microsaas, hay varias cosas que puedes probar.
Cada vez veo más personas que intentan montar un SaaS sin tener un cofundador técnico o sin ser técnicos (breve recordatorio sobre que los técnicos podemos ser CEOs y gestionar la parte business de una empresa tan bien como cualquiera). Creo que es un error si lo que pretendemos es crear una empresa grande.
En muchos casos la tecnología es una commodity, pero en el SaaS no lo es tanto. Hay muchos elementos diferenciales –por ejemplo el diseño– que hacen que las bases que sentemos al principio puedan marcar el devenir de nuestra empresa.
En este caso externalizar –sea en forma de consultoría o de no-code– la tecnología crear una deuda técnica que luego puede ser difícil de superar. Lógicamente hay gente que sale de ello, pero a largo plazo, cuando se quiera retomar el mando, puede ser complejo de solucionar.
La deuda técnica es el famoso dicho de "lo barato sale caro" llevado al desarrollo software. Cuanto más rápido y de forma más barata se desarrolla algo, más probabilidades hay de que sea una bastilla inmantenible. Y el mantenimiento, en un producto sobre el que va a iterar todo el modelo de negocio de una empresa, es bastante importante.
Hay estrategias para evitar la deuda técnica al subcontratar pero suponen estar muy encima del desarrollo y, para eso, te hace falta un técnico. Hay una teoría preciosa que es la de únicamente subcontratar el MVP para luego, cuando vaya bien la cosa, meter a un equipo técnico a reescribirlo por completo. Es muy improbable que un producto se reescriba y más improbable aún que esa nueva versión llegue nunca a producción.
Un buen consejo es que, si al final te decides por subcontratar, desarrolles únicamente lo imprescindible para conseguir facturar y, posteriormente, trates de recuperar el desarrollo con un equipo interno. Este consejo es bonito, pero decidir qué es lo imprescindible no es, para nada, un problema de fácil resolución.
No hablo de que tengamos que utilizar DDD o arquitecturas hexagonales o la que sea la moda de ahora. Nosotros llevamos diez años aquí y no hemos usado nada de eso. Pero sí que tener a alguien técnico dentro del equipo te va a ayudar a tomar buenas decisiones o, al menos, a saber cómo de malas son las que estás eligiendo para correr más.
La realidad es que hay varias formas de conseguir algo de cash rápido con un SaaS. Seguramente la más sencilla es publicarlo en Appsumo y otros marketplaces similares. Ya he conocido varias personas que fantasean con hacer un producto pequeñito y probar en appsumo a ver si consiguen sacar algo de pasta.
Para esas personas, se me ocurren estas opciones, de más cara a más barata:
Si quieres desarrollar un SaaS, no eres técnico y quieres jugar a largo plazo, la mejor opción es que busques a alguien que sí lo sea y se una a tu equipo desde el principio. Te ahorrarás bastantes problemas y cualquiera de las formas rápidas de creación de un MVP estarán más controladas con un técnico al cargo.
En el caso de que quieras seguir por tu cuenta sí o sí, puedes probar el no code, el outsourcing e incluso intentar vender productos open source o que permitan su reventa. Si lo haces debes tener en cuenta que el comienzo será más sencillo, pero que la flexibilidad que tengas va a ser mucho menor y el riesgo de depender de un tercero o de un desarrollo que no controlas será alto.
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