Ignacio Arriaga · 05/09/2025
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En un libro que me ha parecido fascinante –The Innovation Stack de Jim McKelvey– he visto un concepto que me ha gustado mucho y que creo que si lo aplicamos a nuestro negocio o al de otros, podemos entender muchas cosas sobre él e incluso mejorarlo.
Este concepto es el de el final del mercado: todos los sectores sirven a una parte del mercado y dejan abandonada otra parte. En el libro cuentan cómo se creó Square y por qué había una enorme cantidad de negocios que no podían cobrar con tarjeta de crédito en Estados Unidos. Cuando lanzaron Square, ellos indicaban que el final del mercado, eran las empresas que facturaban anualmente 100.000 dólares o menos, los que estaban por debajo no podían acceder al mercado. No os cuento más y seguimos con lo nuestro, que aquí no venimos a resumir libros.
Además de Square hay otras muchas empresas que han atacado el mercado de esta forma:
Todas ellas llevaron a cabo innovaciones muy relevantes en su negocios para conseguir atender a ese público al que nadie hacía caso.
No hay fabricantes de coches que vendan vehículos nuevos por menos de 13000€. Podríamos decir que el final del mercado de la automoción está en esa cantidad.
El Dancia Sandero, es el modelo más barato del mercado. Cuesta 13525€. Nunca me he planteado por qué no hay coches que se fabriquen por debajo de ese precio pero, lo que dice el libro, es que esa cantidad no suele ser aleatoria y hay una explicación clara de por qué el importe está ahí. Y esa explicación, en mercados no monopolísticos, suele ir mucho más allá que un simple pacto de precios: Si nadie fabrica por menos dinero es porque no lo ha conseguido.
Eso significa que hay un espacio en el que, con una innovación importante, se podría crear un competidor en la parte baja del mercado que consiguiera convertirse en un player muy relevante y, por tanto, en un buen negocio. Ahora llevémoslo al terreno del software, en concreto al que a mí me ocupa.
Por qué las tarifas más baratas de email marketing para unos miles de suscriptores cuestan decenas de euros en lugar de, por ejemplo, ¿cinco euros? Como sabéis mandar un email es tan “sencillo” como tener una máquina que se conecta a otra. Entonces, ¿por qué puedes tener hosting por un euro y no mandar emails por el mismo precio?
Pues, al ponerme a escribir esto, sinceramente no era capaz de responder a esta pregunta sin pararme a reflexionar y a investigar. Y, probablemente, muchos de vosotros tampoco podáis hacerlo sobre vuestro negocio. Y esa es la gracia de esta técnica: te permite profundizar mucho en tu negocio –o en uno que quieras crear– de forma sencilla.
Después de pararme a pensar un poco, he llegado a las siguientes conclusiones:
Si resolviéramos estos cuatro problemas principales, es probable que pudiéramos vender mucho más barato. Pero también hay que analizar si existe un mercado más allá del actual. A cuanta gente podríamos alcanzar que estuvieran interesados en enviar emails. No olvidemos que conseguir una lista de correos electrónicos es el problema principal a la hora de hacer un email marketing decente. Este sería otro reto importante: cómo podemos hacer que la gente pequeñita tuviera buenas listas.
A todos nos gustaría estar en la parte premium de un mercado y las dinámicas para conseguirlo están relativamente claras. Pero la innovación se produce cuando ampliamos el mercado a segmentos inexistentes.
Plantearte el motivo por el que tu negocio acaba donde acaba puede ser una buena idea para conseguir ideas que te permitan convertir tu negocio en algo más eficiente, innovador e, incluso, para prepararte cuando vengan los competidores más baratos.
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